Adiós

He decidido tender hacia la coherencia, que es como el infinito, inalcanzable. De hecho creo que si fuéramos coherentes en nuestro discurso y en nuestros actos, simplemente moriríamos de rigidez con una rara mueca en la boca. Sí, es lo que creo. Y tendiendo hacia la coherencia, que es lo máximo que puedo hacer, he decidido que ésta será la última entrada de este blog. Es posible que parte de las entradas migren a otro, pero lo pronto, aquí seguirán, de forma abierta.

Lo he decidido así porque no me gusta teclear ecos de ecos de lo que un día fue, ya vacíos de contenido, y forma, pero el tiempo no me deja hacer otra cosa. Mis palabras y mi cronos personal están en otro proyecto. A una le gusta dejarse la piel escribiendo en su blog y ve que no puede, que no le da, y por tanto, prefiere que ya no la represente. Podría en cambio imponerme un ritmo para escribirlo, pero eso me obligaría a sentir las cosas como un robot, porque yo para escribir necesito sentir, y luego digerir a medida que tecleo, para finalmente, saber lo que pensaba y entender lo que sentía.

Este blog me ha acompañado durante varios años y países; no es poca cosa. Sin embargo, no siento esto como una despedida, porque las palabras aquí quedan, aquí, y en mi piel también. Así que simplemente mando un abrazo a todo el que lea esto, mucha suerte a todos, aunque no nos conozcamos de nada, aunque sea la primera vez que nos leemos. Nos vemos.

Tercera semana de enero

El año ha empezado. Hoy escuché que estamos en la tercera semana de enero. Aún sigo poniendo en marcha, remodelando y cumpliendo mi compromiso con mis propósitos. Es un logro. Nunca antes he hecho propósitos, pero algo me dice que éste será un año en el que tendré algo más de inspiración, así que me he lanzado a la piscina con algún que otro reto creativo, y algún que otro enfrentamiento de miedos, de esos que tanto me gustan desde que intento ser la mejor versión de mi misma.

Para que todo empiece diferente, me he vuelto rubia, muy rubia, y me he cortado el pelo. Eso no es ningún reto para alguien que ya se ha rapado la cabeza, pero la melena ya me llegaba a alturas sireniles, salvando las distancias. Corto y cambio. Y ha sido bueno; a menudo no valoramos todo lo que un pequeño cambio supone en nuestra vida, aunque sea en forma de decolorante. No estoy más guapa. No estoy mejor. Soy diferente. Tengo que peinarme de otra manera, o más bien despeirnarme, porque yo no me peino desde hace años aunque nadie me crea. Me gusta.

Mis propósitos no tienen que ver con ir al gimnasio, cosa que nunca he hecho, o dedicar más tiempo a mi familia; tienen que ver con hábitos que me lleven a tener una vida más acorde a lo que busco. Dicen que se necesitan 21 días para asimilar un hábito, y por ahí he decidido empezar. Primero con unos, luego con otros. Creo que ha quedado todo bastante bien especificado y concretado para no poder faltar a mi compromiso, no porque nadie vaya a castigarme, ni siquiera yo misma, sólo porque sería una pena desaprovechar 365 nuevas oportunidades ahora que estoy viva, sólo por eso.


Piel muerta

Ha empezado a llover. Me he sentido como si el cielo liberase todo lo que no he podido llorar. Qué tontería. Ha sido un broche de oro para un día de hojalata. Más tonterías. No ha sido mucho. No ha sido tanto. Pero no he podido evitar salir al balcón y sonreír por dentro. Toda la calle estaba más bonita que de costumbre. Incluso las flores medio muertas  que intento revivir en mi ventana. La lluvia me recuerda al otoño, y el otoño al cambio de piel muerta por piel nueva. Quiero cargarme de esta triste energía líquida para concretarla, - ¿Puede hacerse eso?- que todo este misticismo cree algo nuevo, y que no de tanta pena.

En mis manos

Qué oscuro está el día. Hace poco dije que este año lo había dedicado a aclarar muchas en cosas en mi cabeza. Cuando aclaras cosas, no quiere decir que te sientas bien pensando ellas. A veces las conclusiones que sacas ni siquiera son positivas. He pasado un año entero meditando. Cuando digo esto la gente piensa que he estado en paz conmigo misma, pero es todo lo contrario. Voy con menos peso en mi cabeza; lo llevo todo en mis manos.

Propósitos de año nuevo

El año va terminando, y por una vez me gustaría tener una lista de propósitos para el 2014, porque hasta ahora nunca he creído en ellas. Sin embargo hace poco pensaba en un conocido que publicaba en su facebook algo así como " penúltima meta del año conseguida", y la envidia me pudo. Me pareció algo digno de alabanza. Alguien que recuerda sus propósitos más allá del papel. Alguien que los va tachando de la lista. ¿Es o no admirable? 

Siempre he optado por hacer reflexiones sobre el año que se va, pero pocas veces he ido más allá y he deseado que ocurra algo concreto en el futuro año, o mejor dicho no he deseado perseguir algo más concreto que "felicidad". Sí, reconozco que es algo tan cutre como humano. Pero este año lo necesito, merezco una lista y merezco soñar y trabajar duro por mis sueños como ha hecho ese chico, que por cierto, nunca ha hecho de su silla de ruedas un obstáculo en su vida. 

Este año se ha caracterizado por algunas ausencias. Una, mi abuela,  que siempre conservaré en mi cabeza enseñándome sus pinturas, en su cuarto de artista. Otra, la de una amistad muy especial que de alguna forma terminó para tomar otra forma, y que me marcó como ninguna. La vida sigue, es larga, cambiaremos, mudaremos la piel, algunos se nos adelantarán llegando al final de este camino que llamamos vida. Felices propósitos a todos. 

Océanos de plástico

Tenerife. Ese día encontramos unas medusas preciosas ( en serio) entre las piedras.
Me gusta eso que veo. El mar de todos los sitios, el de los días claros, y los oscuros, el mar que descansa con su vaivén en la orilla, y el mar que descarga sobre ella su furia infinita, haciendo temblar a la arena. Éste último es el que más he tenido la oportunidad de sentir, por aquello de haber nacido en una isla. Un isla de paisajes violentos como navajas alzadas, que no parecen amistosos ni aunque los bañe el mismísimo Sol y los cubra con los mejores atardeceres. 


Me resulta difícil describir lo que siento cuando el mar golpea tan fuerte la arena que hace que todo tiemble. El ruido es ensordecedor, de hecho nunca he podido dormir en la playa si no me tapo los oídos. No es fácil hacerlo cuando sabes que puede llevarse todo. No es raro, alguna vez me ha pasado; me he despertado asustada porque una ola llegaba hasta el final de la playa y sacudía mi tienda de campaña, llevándose algunas de mis cosas mar adentro, donde nunca más las encontraría. Que nadie piense que hago cosas tan románticas y locas como dormir en la playa, en Canarias es muy común acampar al lado del mar con los amigos. Es algo que he descubierto que no se hace en la península, por ahora.

Estaba más pendiente de las medusas que de cómo quedaría la foto, y quedó así

Aunque por su puesto, también tendrá que ver esa fuerza salvaje, con que yo no hablo de un mar, sino de un océano. No es difícil explicar mi conexión con el agua. Estoy hecha de agua, como todos. El mar es algo que nos calma y  nos devuelve a lo que somos, a nuestra casa. Nos llena de esa energía primaria que encontramos en la naturaleza sin saber qué estamos buscando exactamente. Nuestras raíces están en el fondo de los mares. Por eso no debemos consentir cosas como ésta. Un continente hecho de residuos plásticos que crece en el océano pacífico, y no es el único. En 2012, medía el total de siete Españas juntas. Espero que sepamos valorar que la forma en que tratamos al océano, es un espejo de cómo nos tratamos como especie. 


La herida que no cicatriza

Hay heridas que tardan en sanar más de la cuenta, las miramos de reojo cada día buscando resultados, las cuidamos con mimo...y nos impacientamos. Las heridas que tardan en sanar normalmente no son heridas superficiales, son bastante profundas, y para que las heridas profundas sanen hace falta el doble de esfuerzo, porque no sólo debe prepararse la piel por fuera, sino también por dentro. He aquí el proceso que más tarda y al que menos atención prestamos, quizás porque no lo vemos. Y ya se sabe qué pasa con las cosas que no vemos, es como si no existieran. 

Yo sé todo eso, pero sigo impacientándome...



Amistad

Edimburgo. Esa cicatriz me la hice trabajando; estaba orgullosa
Una amistad tarda mucho más en forjarse que una pareja. Una pareja es alguien que en teoría nos atrae y a quien atraemos con más o menos la misma intensidad. Estar juntos es fácil, compartir el tiempo juntos es un proceso relativamente rápido que va aumentando sin que seamos conscientes, hasta que nos convertimos en eso, una pareja. En cambio, no es tan fácil hacer en tu vida un amigo. Y sin embargo, y probablemente, sea mucho más importante. 

La gente que tiene relaciones de amistad de calidad, a veces no es capaz de percibir que otra persona, nueva en su vida, se siente sola. Ya tiene su tiempo dividido y  programado para los suyos, y no es consciente de su presencia. No sabe que esa persona puede estar sola y sentirte sola en una nueva ciudad, o que su vida ha dado un vuelco, está lejos y no tiene con quién compartir sus nuevas o viejas inquietudes. Puede estar incluso cerca de todo, pero se siente sola.

Hace un tiempo tuve un problema con una amiga muy especial que nos alejó, y aunque lo solucionamos, todo cambió. Siempre he valorado la amistad como un tesoro, y siempre he sabido lo importante de tener amigos de calidad, aunque no sabía que aflojar los lazos que te atan a un amigo de ese tipo puede hacerte sentir ese rugido de tripas y vacío en el estómago que te hace sentir una ruptura en una pareja. Es algo rompedor, es mucho peor, y aunque todo lo que te rodea, y toda tu vida te guste, el vacío esta ahí. Hasta que te recuperes, como siempre pasa. Esto de los amigos lleva su tiempo. 

Por eso, si alguna vez encuentras a alguien que te propone pasar algo de tiempo con él, valóralo, agradécelo, y por supuesto, acepta. Recuerdo alguna ocasión ahora mismo en la que yo no hice aquello con lo que estoy predicando, y hoy, que me doy cuenta, y me pongo en el lugar de esa persona, me apena muchísimo, no puedo describirlo. Pero se que intentaré no hacerlo jamás, al menos mientras sea consciente de ello. Y eso es todo por hoy, que por ahora es un martes raro, y ahora que miro, trece. Quizás hoy sea un día especial por alguna tonta razón.

Piensa en grande

Hoy doy los buenos días con una cosa que me ha endulzado la mañana en la web muy molón de mr wonderful, un fondo de pantalla para organizar los iconos (gratis) descargable, cuyo aspecto es tal que así:





Y a ordenarse la vida!

Quiero cambiar

Mi compañero de confesiones
Decir "quiero cambiar" es fácil. Pero no funciona de nada. El progreso no se produce en nosotros a menos que sepamos en qué queremos mejorar, en qué queremos tomar otro rumbo. Creo que hemos de sentarnos, meditar qué constituye un obstáculo para nosotros, y luego poder ponernos a la obra para cambiarlo. 

Ponernos a la obra no es leer artículos sobre "el cambio". Ponernos a la obra es sentarnos a solas con nuestros miedos, anotarlos, despedazarlos, tenerlos claros por partes. Sufrirlos. Porque para superarlos, hace falta sentarse a sufrirlos y entender por qué estamos sufriendo. 

Ponerse en forma no es comprarse el chándal más bonito, es alcanzar una mini-meta cada día. Dejar de ser tímido no se consigue leyendo. Cuando yo era pequeña era muy tímida, siempre sufría por no poder decir aquellas cosas que quería. Hasta que un día dije basta, y me propuse ir preguntando la hora por la calle a desconocidos sólo para darles las gracias mirándoles a los ojos. No me interesaba nada su respuesta, sólo quería hablar sin miedo, y poco a poco lo conseguí.

Por muchos libros o artículos que leamos tenemos que saber que la sabiduría que buscamos ya está en nosotros, y sólo debemos conocernos para poder aplicarla. Cada cuál encuentra las mejores soluciones para si mismo, porque no todo funciona para todos. Pero para eso hay que sentarse a charlar con los miedos, que no, que no queda otra.


Tiempo para sentir

Atardecer en Edimburgo
Ésta es una foto de mi último paseo por Edimburgo, a esa hora crucial en la que la luz y la oscuridad se ceden el turno con calma. Me atrevo a decir que disfrutan de ese momento, a juzgar por el juego de colores del que hacen gala juntas. Ojalá pudiéramos decir lo mismo de todas las emociones que habitan en nosotros a lo largo del día, y a las que a veces ni siquiera dejamos espacio para ser vividas. Las apartamos, las disfrazamos, incluso hacemos que no existen. Y luego, un día sentimos un vacío enorme sin saber por qué,  y  entonces llegan los problemas, porque no nos hemos concedido tiempo para sentir. Llega un momento en el que aprendes que necesitas sentarte y paladear la alegría, pero también la tristeza; dejar que transiten sobre la piel y fluyan conscientemente, porque esa es la única manera de que no bloqueen tu vida, y de que el equilibrio te alcance.

Desdoblarse

Paseando por Tenerife

Tendencia a la dispersión ¿A quién le suena de algo? Yo no no hablo mucho, pero pienso por los codos. La mayor parte del tiempo creo conexiones surrealistas, que cuando sueño, ni siquiera tienen nombre. Dicen que así es como nacen las ideas. Aunque no todas sean buenas. Una vez un hombre que leyó algo que escribí, me dijo que no preocupara tanto por mi futuro, porque la dispersión se convertiría un día en mi mejor cualidad. Gracias señor compasivo, mantengamos la esperanza.

De cómo deshacerse ayuda a llenarse


¿Me hago más vieja, o menos consumista? Nunca he sido una apasionada de la tecnología y tampoco de la moda. Por si fuera poco he cambiado mi smartphone por un móvil-ladrillo, sí, de los que usan hoy nuestros abuelos. Todo ocurrió el día en que lo perdí en el metro, entonces me dejaron un móvil jurásico de repuesto. Milagrosamente la batería funcionó y...a partir de ahí la cosa se desmadró. Al principio miraba al móvil sin saber qué hacer, como si por obligación tuviera que revisarlo, toquetearlo o restregar los dedos por la pantalla cada cinco minutos. Luego empecé a olvidármelo en casa cuando salía a la calle (vale, esto también lo hacía antes). Con el tiempo volví a redescubrir el silencio, y más tarde me di cuenta de que si había pasado dos meses sin echar de menos mi whatsapp, es porque realmente no me hacía falta. No me "conectaba" a nadie y menos aún me hacía sentir más "integrada" en ningún aspecto. No sé cuánto durará esta relación tan bonita pero por ahora seguiremos juntos, porque necesito esta paz para centrarme. Por otro lado, y seguimos hablando de consumo; ya no compro ni la mitad de ropa que compraba antes, cuando leía revistas de moda que me incitaban a hacerme con antiarrugas, anticelulíticos, bolsos y zapatos como si de un arsenal de guerra se tratara, qué curioso. Ahora me río de los anuncios que me dicen que, como soy una mujer, debería desear un par de zapatos como si de un plato de comida se tratase, y me debo sentir retratada en anuncios de mujeres que chillan de alegría cuando ven un vestidor enorme. Pues mire usted, a ver cómo se lo digo; me siento tan identificada como lo haría una nutria. En definitiva, que un día de repente, me he descubierto menos rodeada de superficialidades que nunca. Invirtiendo todas esas energías que antes empleaba en cosas que no necesitaba, ahora en mi misma, y en las cosas que quiero aportar al mundo, las que me salen desde dentro cuando estoy rodeada de una atmósfera sin ruido. Las que ahora escucho más alto. Con esa nueva energía también he empezado a meditar hace unos meses.




La otra belleza


Existen días en los que no queremos que la belleza nos ciegue. La cama se hace más cómoda por la mañana. Pueden ser días en los que nos levantamos con una mala noticia, un mal presentimiento, o con un mal sueño. Quizás encendamos la radio y nos demos cuenta de que la tristeza generalizada no ha abandonado a un país. Sabemos que si nos asomamos a la ventana la visión será diferente, probablemente mejor, por aquello de ampliarla. Sin embargo esos días, preferimos cubrir la belleza con un velo un tanto más oscuro que el cielo. 

 y no por ello es menos inspiradora...














Fotos extraídas del blog de Linda Lomelinos, call me cup cake  que recomiendo a todos los foodies, (palabra imposible de traducir sin parecer un idiota), o en español "comidistas" (lo avisé).

Tan sólo una grieta

El Médano, Tenerife (no tengo ni idea de qué estoy haciendo en la imagen)


"There is a crack. A crack in everything. That's how the light gets in".

"Hay una grieta. Una grieta en todo. Así es cómo entra la luz". (Leonard Cohen)

Es otoño. No sé desde cuándo vivimos en él, pero no ha de hacer mucho porque sólo ha llovido un día. También sé que el verano queda lejos con sólo mirar mi piel. He aprendido a vivir sin la luz del Sol. Podría haber pensado incluso que el Sol no existía fuera de estas cuatro paredes, y que no arrancaba la energía de los transeuntes que salen a la calle de una ciudad sin mar. Yo vengo de un sitio en el que siempre hay nubes, y cuesta mirar al cielo, porque la luz blanca hiere los ojos. Pero este verano he pasado las horas encerrada, con las persianas bajadas hasta el anochecer, para que esta casa tan pequeña no se derritiera conmigo. Las he subido cuando he escuchado hacerlo a todo el mundo. A las nueve, mientras replican las campanas alrededor de la Mezquita. A las nueve. Cualquiera sabe que eso convierte a una estación de luz en  una estación de oscuridad, y que la vida sólo se respira de noche. Pero ahora estamos en otoño. Son las siete de la tarde de un jueves, y la última luz del día sigue entrando. La necesito. Necesito abrir más ventanas. Luz, aunque sea el reflejo de un cielo plomizo, será mejor que la oscuridad. Es otoño, la estación en que la primera hoja decide caer del árbol para precipitarse al vacío y llegar hasta la tierra, donde todo comienza.

Desayunos folklóricos

Atardecer de verano en Córdoba 
Estoy escribiendo mientras desayuno, o viceversa. Me estoy  preparando para volver a mi piso y seguir haciendo las maletas. En unos días volveremos a Andalucía, corrijo, viviremos en Andalucía, por lo que ahora, mientras mi mente se haya inmersa en un vals de gazpachos, salmorejos, y berenjenas gratinadas, no puedo quejarme de nada. 

La vida nómada y yo



Excursión por el Teide, Tenerife

Voy a mudarme, lo cuál no sería nada raro para una joven española sumida en una crisis nacional, pero lo es un poquito más teniendo en cuenta que desde que empecé este blog, me he mudado ¡Nueve veces! de casa. Incluyendo casas españolas con un "Cristo del Gran Poder" encima de la cama, y europeas con calefacción central  a monedas (sí, juro que siguen existiendo). ¿Cómo lo he hecho sin apenas dinero? No lo sé. ¿Por qué la vida me agita como a una hoja otoñal? No lo sé. Miento, es que yo me dejo. Aprovecho las oportunidades de montarme en un avión como quién se agarra a un clavo ardiendo. Lo cuál, habiendo nacido en una  isla en medio del Atlántico, no es una idea tan descabellada.

¿Y qué tiene esto de interesante? Pues para mí mucho, porque es la primera vez en mi vida que me mudo no por perseguir alguna meta, por muy pequeña que sea, sino para "perseguir" a una persona. Mmmm, suena bastante mal, pero juro que hablo de amor. Me mudo porque han cambiado las condiciones de trabajo de la persona con la cuál comparto mi vida en esta isla, y aunque todavía no sabemos el lugar exacto porque seguimos las órdenes de una economía salvaje, loca, e injusta, sabemos que será en unas pocas semanas, y a una ciudad española. Lo cierto, es que teníamos algunos planes aquí que han muerto aplastados. Pero ésta con la que hoy amanecemos, es otra oportunidad

Si bien estaré desocupada al princpio (lo cuál no es sino lógico) tengo algún proyecto que otro en mente. Mientras tanto he pensado en recopilar todo aquello que he escrito y no he publicado, o he publicado en webs perdidas en el espacio sideral, que al fin y al cabo, sigue siendo parte de la herencia pseudofilosófica de una servidora. Además, tampoco es una mala forma de matar el tiempo teniendo en cuenta que cuando escribo, las horas se me pasan volando.

Mientras nada se sabe, todo es posible. Buenas noches navegantes.

Toca otra vez viejo perdedor, haces que me sienta bien


Hace unos días terminé de trabajar para la oportunidad más importante que he conseguido hasta el momento, y lo cierto es que ha sido como trabajadora social. ¡Encontrar un trabajo acorde a lo que he estudiado!Ni en mis mejores sueños hubiera imaginado cómo sería poder poner en práctica profesionalmente algo de lo que he aprendido, que básicamente se resume en amar a los demás, aunque suene raro. La oportunidad ha sido doblemente apreciada porque llegó después de años y años de otros extravagantes y locos trabajos que no se en qué dirección me han hecho obtener crecimiento, pero que crecimiento, haberlo haylo.

Lo cierto es que no me he marchado  triste, sino todo lo contrario; sé que éste es sólo el principio de mi lucha. Eso es  lo que decían los eliminados de La voz. ¿No? Lo siento, no lo vi mucho, pero cuando lo veía sólo me faltaba sacar pompones y secarles las lágrimas a los que se iban. Por cierto, ¿Quién es ella y de qué profundidades sacó esta voz? ¡Mamma mía!

Pues investigando, es Neus Ferri, semifinalista de la voz 2012, que me tiene enamoraita con su versión casera de my immortal. ¡Cuánto talento en una mujer!


Y aquí, con la canción que pone nombre al post de hoy. Simplemente, hay que verla, al menos a mi me pone los pelos de punta.


Soy consciente de que La voz terminó el año pasado, ésta no es una entrada jurásica. -Corrección, conozco a tu padre- cuando escribo estas líneas La voz ha vuelto a comenzar. 

A todos los que sigan llamando a puertas que nunca se abren; aunque parezca mentira, no perder la ilusión, funciona, y si no que se lo digan a ellos. Feliz fin de semana a todos.

Algo que desearte

Querido lector desorientado,qué menos puedo hacer por ti, que has llegado hasta aquí por alguna extraña razón, que desearte un feliz día, y gritarte en la cara ¡Tú lo vales! De lo contrario, estarías haciendo cualquier otra cosa en lugar de leer. Créeme.

Tenerife, un buen sitio para mirar al vacío y al mar a la vez

Dicen que es complejo (mentira, la teoría es mía) escribir cuando eres relativamente feliz. ¿Para qué te sirve escribir, entonces? Inexplicablemnte he diseñado una respuesta; ¡Compartir experiencias! La escritura puede ser un bálsamo para ti, pero también una tirita diseñada para otra persona en algún lugar.

La verdad es que ya no puedo contar historias policíacas en primera persona, pero sí puedo hablar de crecimiento personal con una infinitesimal parte de conocimiento aplicado, y siempre, claro está, bajo mi humano prisma.

Love,
Amanda

Superación personal y fútbol

Días de tristeza futbolera, aunque parezca mentira. Días de renovación de la piel, preparándome para un nuevo comenzar, o básicamente viviendo día a día. Quiero dar las gracias al mundo por ser imperfecto y darme la oportunidad de crecer, reir y llorar.