Músculos

Lo mejor está debajo de tus biceps, triceps, abdominales y pectorales: yo.

Días rojos. Fucking days


"-¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?

-¿Color rojo? Querrá decir negro.

-No, se puede tener un día negro porque una engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué".
Creo que es la película que más veces he visto en mi vida, no tengo ni idea de lo que eso dice de mi, tampoco me importa demasiado.


Y aquí una pedazo de versión moderna de moon river, salvando las distancias Audrey.


Romanticismo en estado puro


Reflejo plateado del Guadalquivir, Sevilla
Cada vez que cruzo uno de los puentes del Gualquivir y veo todos esos candados de parejas enamoradas, no puedo evitar que me sacudan la espina dorsal las las imágenes de todas y cada una de las rupturas. Miles de vacíos existenciales y naúseas tras esa llamada a las 3 de la tarde, ya está ya lo hemos hecho, y por la noche, miles de luces de discoteca golpeando la caja toráxica hasta sedarla.

Ellos con las manos en los bolsillos y principios de ataques de ansiedad, ellas sentadas en la cama preguntándo por qué con ríos de rimmel en las mejillas. Todos enfrentando la verdad, todos imaginando qué nuevos amantes cubrirán el vacío hasta que ya no se aprecie el eco. Aunque sea raro acostarse con alguien y ver a otra persona, aunque sea raro, sólo lo es unos días. Drama en estado puro para las venas.
Hace tanto tiempo que no puedo imaginar una alianza sin una ruptura, que me estoy empezando a preguntar si alguna vez alguien me leyó cuentos de hadas.
Sólo recuerdo a mi abuela inventándose viajes de Willy Fog.

¿Por qué no te callas?

Hace unos días mandé a la mierda a alguien. El dato no sería importante si no fuera porque es la primera vez en toda mi vida que lo hago. Me puse a pensar en lo rara que soy.

y lo que me gusta.

Nada te lleva tan lejos como una huida a tiempo


Cramond Island, Escocia, recordaré para siempre este momento
LLevábamos 4 horas de vuelo, yo, y el miedo metido a presión en las maletas; pesábamos poco, no hubo exceso de equipaje. Un avión deslizándose en silencio sobre la cama de nubes oscuras, castillos, puentes, las manos frías preparadas para el aterrizaje, la lluvia intermitente en los latidos.
Yo, cayendo en picado desde la nada gris, cayendo a miles de kilómetros de todas partes, huyendo de algún destino. Ese hueco escandaloso en el estómago, y el abrigo de señora tres tallas más grande. Yo con el pelo azabache temeroso y las costillas gélidas en la pista de aterrizaje.
Yo tambaleándome en silencio con los pasajeros del autobús camino al centro. Que no me pregunten nada, que no me pregunten. Mordiendo los restos de la imaginación catastrofista y el pánico en las uñas, dejando de lado las chimeneas y los enormes ventanales.
Yo con las maletas rotas, estúpidamente parada frente a los taxis negros, sin saber si quiera que eran taxis. Yo, poniendo mi sonrisa espontánea de no se qué hacer ahora, señalando en un bloc de notas la dirección al taxista. Yo, llegando a mi dirección final en la ciudad de fachadas de piedra más oscuras del mundo. Muerta, muerta, muerta de miedo, esperándo que el frío me resucite.
Yo regresando camarera y pelirroja, tocada y hundida, con tatuajes bajo la piel de emociones coloniales. Qué blanca, qué blanca estás Amanda.
Yo, viva.

Espejos

Creo que con este diseño de blog parezco decoradora de interiores, pero eso no es lo que quería decir hoy, además pienso cambiarlo dentro de poco, y se aceptan sugerencias.

Quiero decir que uno de los secretos de la felicidad lo descubres cuando eres capaz de sentirte bien aunque lo que te rodee sea horrible, te sientes feliz, y cojonudamente orgullosa de ti misma.

También quiero decir que mi madre podría integrar un consejo de sabios en alguna república democrática del mundo.

Que a veces, me miro al espejo y me sonrío. Otras veces sólo me quedo inmóvil hasta palidecer.