Ruido impersonal.

Dejó su ostentoso teléfono móvil sobre la barra, y pidió un café cargado. Encendió el cigarrillo mientras esperaba. Colocó al lado de sus piernas el bolso más vendido las pasadas navidades, cuyo contenido dejaba entrever: tabaco, un carísimo brillo de labios, y uno de esos llaveros que tal vez fuera bonito en los 90. Me habló de todas aquellas personas a las que odiaba por vestir o actuar de determinada manera. En definitiva me habló de lo equivocados que estaban los demás siendo ellos mismos. Me dijo que yo parecía diferente. Yo asentí mirándola a los ojos, mientras sólo oía ruido.

2 comentarios:

  1. Tu entrada me hace recordar otra que he leido esta misma semana sobre la personalidad, o la falta de ella, en el blog de Caprí cést fini (échale un vistazo si no lo conoces, merece la pena). Habla de un personaje que intenta hacerse una personalidad imitando a otros. Lo peor es, como en el caso de tu relato, que el modelo sea Victoria Beckham.

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  2. Exactamente! Ahora mismo voy a echarle ese vistazo.

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